lunes, 6 de junio de 2011

Grupo Significativo de Ciudadanos Progresistas

GSC PROGRESISTAS
Grupo Significativo de Ciudadanos Progresistas

¿Qué es Progresistas?
Es un grupo significativo de ciudadanos, no un partido político. Aglutina a personas de distintos sectores de la política y también a intelectuales, periodistas, artistas y dirigentes sociales. Queremos que sea un movimiento diverso y plural, unificado alrededor de causas progresistas como la educación pública y el derecho al agua.
Tenemos dos elementos que no existen en los partidos: organización en red y no por jerarquía y organización por causas democráticas, objetivos concretos, y no solo por estructuras inflexibles de comités y directorios.

Buscamos llenar un vacío político que abandonan el Polo, por su crisis ética, y los verdes, por la toma uribista de su agenda. Hemos hablado con decenas de dirigentes políticos, sociales y regionales, buscando dos grandes parámetros: cero corrupciones, que es lo que abandona el Polo, y justicia social, que es lo que deja el Verde: G Petro. No es este un movimiento fruto de la deserción sino de la decepción de otras corrientes que –bien por conveniencia o por una mal entendida disciplina– se han resistido a asimilar nuevos conceptos, a corregir el rumbo o a tomar acciones efectivas que busquen el avance de una sociedad agobiada por la inseguridad, la falta de oportunidades, la corrupción, el desempleo y la desconfianza institucional. Como dijera Hegel, “la historia es el progreso de la conciencia de la libertad”. En el caso colombiano, la libertad debe ser mucho más que un lema en un escudo y, para que adquiera sentido en todas sus formas, se necesita mucho más que unas buenas estadísticas económicas o unos innegables pero insuficientes logros en seguridad. Tenemos que avanzar en todos los campos. El progreso es la meta.": Vladdo (Fragmento de la declaratoria de fundación)

El llamado y la gente que requiere el GSC Progresistas para participar en la contienda electoral del Octubre 30 de  2011: “Necesitamos mujeres y hombres, jóvenes y adultos comprometidos con la ética de cero corrupción, que no utilice el cargo para robar, que no consienta practicas  clientelistas, corruptas y politiqueras; ciudadanos para quienes la política es una vocación al servicio de los intereses de la inmensa mayoría de los colombianos y no la forma de enriquecerse”

Precisamente en este trabajo de participación ciudadana y búsqueda de personas con la visión de “corrupción cero”, y con deseo y vocación de servicio es que llegué a unirme al grupo e incluso a proponer mi nombre en la lista de candidatos para la JAL de Teusaquillo.

¿Y Petro?
Gestor de esta gran iniciativa, ha aceptado la solicitud del grupo de lanzarse como candidato por la alcaldía de Bogotá, su lema “BOGOTA HUMANA YA”


Estos son algunos de sus planteamientos: (Tomados de la entrevista concedida a “La silla Vacia” el pasado 31 de Mayo)
Ese modelo actual de ciudad es depredador, es un modelo de ciudad expansivo que depreda el territorio al expandirse: los cerros, el río, la sabana, la tierra, el aire; pero que, además, depreda al ser humano, es segregacionista: el rico en el norte, el pobre en el sur, incluso se llegó a perfeccionar el modelo como que el pobre se exporta de Bogotá, a habitar Soacha, a habitar Mosquera, a habitar Funza, para no subsidiarlo, y se construyeron barrios en campos de golf al norte de la ciudad, incluso sobre los humedales. Ese modelo ha colapsado. Ese modelo trajo una enorme especulación, primero inmobiliaria de los tenedores de tierras en el perímetro urbano; segundo, de contratistas, porque implicaba expandir carreteras, expandir transporte, expandir redes de alcantarillado, de acueducto, una ciudad costosa por ello mismo.
Pero hoy no solamente por el tema del cartel de la contratación, sino fundamentalmente por las inundaciones, que no son sino la recuperación del territorio que tenía el agua de la Sabana de Bogotá, ese modelo ha colapsado, así que se necesita uno nuevo
El agua es el eje rector de la nueva visión de ciudad que yo propongo. Nosotros hemos construido la ciudad contra el agua; ahora se trata de construir la ciudad con el agua. ¿Eso qué significa como modelo urbanístico? Significa una ciudad que se tiene que compactar, que no puede crecer más en su perímetro urbano; si se quiere, implica una política nacional de poblamiento diferente a la que tenemos.
Pero en lo que respecta a la Alcadía, nos obliga a constuir un plan de densificación del centro ampliado de la ciudad, que supone un Estado capaz de regular los precios del suelo, que ha sido un tema abandonado por las administraciones de cualquier color en la historia de Bogotá. Regular los precios del suelo significa que el Estado, para densificar el centro, sin obligar, de manera voluntaria, tiene que hacer una serie de obras de infraestructura. En primer lugar, mejorar la red del acueducto en el centro, no en el perímetro urbano que es lo que se está haciendo hoy. El acueducto es el gran urbanizador de la Sabana, esa empresa de acueducto no la necesitamos, necesitamos otra.
Cuando hablo del centro ampliado estoy hablando hasta la 68 por el occidente y hasta Muzú, por el sur. El Estado comprando manzanas que permitan construir en el centro ampliado vivienda de interés prioritario. Lo que yo quiero con esto es invitar al empresariado constructor que hoy está básicamente en el norte de la ciudad y en Soacha y Mosquera, a hacer una sociedad con los poseedores del suelo en el centro ampliado -generalmente familias con casas de dos pisos- a asociarse empresarialmente, no a desplazar esa población, como algunos planes de renovación urbana hoy lo están haciendo, de tal manera que podamos, en esos barrios de dos casas, tener parques, avenidas, y edificios habitacionales.
Si la población puede vivir en el centro ampliado, cambia completamente nuestra visión de ciudad. En primer lugar, porque la presión sobre el perímetro urbano disminuye completamente, podemos darnos el lujo, que es en realidad una necesidad, de declarar la reserva forestal del norte, por ejemplo; nos podemos dar la oportunidad de descontaminar el río Bogotá, y podemos darnos la oportunidad, en la zona que llamaban de amortiguamiento de los Cerros Orientales, de declararla zona de reserva forestal del Distrito, nos podemos dar otras oportunidades...
La ciudad compacta en el centro ampliado es una solución de transporte también porque significa que la gente está más cerca de su puesto de trabajo, puede caminar, montar en bicicleta, ahora sí.  El Transmilenio Humano que yo propongo, al descongestionar el bus, es una medida de seguridad. Pero la realidad que no quiere reconocer la administración actual es que tenemos mafias. Bogotá es usado por la red criminal como un espacio de lavado dentro de la red criminal del narcotráfico y al ser un espacio de lavado, básicamente aquí se construyen mafias al estilo norteamericano. No es la mafia del control territorial que nosotros denunciamos en el Congreso, sino que es una mafia que no necesita controlar territorios pero que sí usa mercados para lavar: Corabastos, San Victorino, San Andresitos, micronegocios de droga, prostitución, piratería de CDs, etc. 

Si somos consecuentes con este análisis, y retomando nuestros debates, estas mafias no se mueven sin el Estado. Estas mafias capturan el Estado que necesitan para su negocio. El alcalde tiene que ser un líder de la ciudad, en los temas nacionales: las zonas francas usadas para el contrabando cumplen un proceso, el desorden de la política de transporte alimenticio cumple otro. La Dian está sirviendo para lavar activos y eso pega en Bogotá, y obviamente el alcalde tiene que decirlo. Pero en concreto en la ciudad, la institución que más se usa para concretar los fines de estas mafias delicuenciales es la Policía, y aquí hay un punto que diferencia el debate, porque finalmente los candidatos dicen que se necesita más y más policía.
El tema de los cuadrantes puede ser eficaz pero hay un grave problema, y es que el delito está infiltrando a la Policía, por abajo. Entonces tenemos que hacer una política de seguridad que, sin dañar el tema de los cuadrantes que es una experiencia que merece la pena probar y desarrollar, solucione la relación entre sectores de la Policía -no podemos generalizar- y delincuentes. Sin eso no podemos hablar de una política de seguridad en la ciudad. Más policías podría significar reproducir el fenómeno.
Yo he estudié el caso de Hong Kong en medio de los debates de la parapolítica, que me parece clave traer para Bogotá. Hong Kong es una ciudad que por razones de su historia terminó cruzada por muchas mafias de diversos tipos y había un proceso de corrupción policial muy alto y la inseguridad era enorme. Tuvo un momento de quiebre y la seguridad de Hong Kong es hoy de las mejores del mundo. ¿Qué pasó? Colocaron el policía al servicio del ciudadano. Y me explico: hoy el ciudadano está al servicio de la Policía y así ha consistido la construcción de la política de seguridad.
Si el ciudadano comete una infracción y lo para un policía, el ciudadano no está pensando ‘uy, cometí una violación a la norma’, él está pensando que le van a pedir plata e incluso piensa que hay que dar la plata, y ese es un caso de corrupción policial, digamos, casi que cotidiano. En Hong Kong permitían que ese ciudadano pudiera denunciar al policía que le pedía la plata, sin dar su identidad, en una entidad hecha para eso. Es decir, todo policía en Hong Kong sabía que si cometía el delito, podía ser denunciado.
Si nosotros construimos en la Alcaldía de Bogotá una instancia donde el ciudadano, guardando su identidad, pueda hacer la queja y la denuncia y muchas de esas quejas ya tramitadas en donde toca, Procuraduría, etc, determinan sanciones, incluso, porque este sería un plan concertado con el jefe la Policía Nacional y permitirá que la ciudadanía se empodere. Y al empoderar la ciudadanía ante la Policía los hechos de corrupción disminuyen paulatinamente. La Policía se vuelve más eficaz en la lucha contra el delito y los delitos deben bajar en la ciudad. Esto es un elemento que me parece central, no se trata solamente de pedir más policías.
Yo quiero descubrir el agua y en esto quisiera aplicar temas de mi campaña presidencial: descontaminar el río, recuperar los humedales, construir otra visión de la ciudad, parar la urbanización de la Sabana. ¿Quién para la urbanización de la Sabana? Los POT pueden ordernar en Chía, en Cajicá, seguir haciendo lo que están haciendo, es decir cementar la Sabana, incluso en los sitios donde el río necesita de su espacio, pero es la Empresa de Acueducto de Bogotá la que determina realmente si se construye o no. Si nosotros cerramos la llave, y hay que hacerlo, parar la construcción en la Sabana, entonces la empresa de acueducto hoy es diferente a la que necesitamos.
En el año 2000 hubo un cambio tarifario para un megaproyecto de inversión pluvial, alcantarillado, etc., sobre un cálculo poblacional mal hecho: se pasó en 500 mil habitantes. Y entonces tenemos una empresa sobredimensionada. Eso lo corrigió la ciudad. El plan de inversiones que era de 350 millones de dólares, hoy es de 100 millones, pero no bajaron las tarifas. ¿Y eso que significa en la práctica? Que hay un excedente enorme que la empresa se está consumiendo artificialmente.
¿Qué haríamos nosotros aquí? Nosotros defendimos el tema del derecho al agua. En el caso de Bogotá, el derecho al agua fue aprobado un mes después de la campaña presidencial. Eso significa universalidad y gratuidad del agua, del consumo vital. Si lo quieren medir por hogar es apróximadamente 20 metros cúbicos que deben ser gratis.
Si es derecho, es para todo el mundo. Puede empezar por fases y obviamente empieza por los más pobres. Si existe un excedente de 250 millones de dólares mal usados en la Empresa de Acueducto, que se está consumiendo estúpidamente, tienes financiado en Bogotá el derecho al agua. Basta trasladar parte de ese excedente al consumidor por derecho.
El río Bogotá es otro tema silenciado. El río hay que descontaminarlo. El proyecto que hay es un proyecto hecho al tamaño del cartel de la contratación y hay que cambiarlo. Grandes contaminadores deben pagar más por la descontaminación del río, pero tiene que hacerse por la CAR, porque si no esos grandes contribuyentes contaminadores lo único que hacen es pasar el río al otro lado.
Y tres, tenemos que recuperar los humedales de la ciudad.





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